Conócenos - QUEREME

Nuestra filosofía

¿cUÁNDO DEJASTE DE SER TU LUGAR SEGURO?

Carolina, 27 años

A mis 7 años, recuerdo que papá me dijo "si sigues comiendo así vas a engordar, no te van a querer". Hoy retumban esas palabras en mi cabeza...

Andrea, 35 años

En mi adolescencia fue difícil conseguir pareja, parece que ser la chica inteligente y con metas te convierte en algo aversivo para algunos hombres... Me recuerdo muy sola en ese tiempo.

Karol, 32 años

Una familia conservadora, tradicional y religiosa, crecí en medio de "modelos de familia según la fe". Mis emociones nunca fueron tan fervientes como cuando conocí a Alejandra, la niña que tenía ojos bonitos y me quería con cuidado. La misma de la cual me apartaron porque alguna vez me dio un beso.

Esteban, 21 años

"Cuerpo Feme" ese fue mi apodo en mi etapa de adolescente, bajito, callado y con un cuerpo delgado. No sé por qué nunca se dieron cuenta que mi risa era de incomodidad y que por dentro lloraba, nunca supieron que en la noche, antes de acostarme, me ponía a hacer ejercicio en silencio y entre lágrimas esperando que mi cuerpo desarrollara musculatura... después de semanas nadie vio los resultados... Me refugié en la comida, mi cuerpo debía tomar otra forma, cualquier otra, menos la mía.

Daniela, 43 años

"Atiéndalo bien, si no ese hombre tan bueno se va a buscar a otra mujer". Aun me pregunto ¿por mi culpa mi hijo se quedó sin padre? se fue con otra mujer más joven, nadie nunca preguntó, todos dijeron que fue por "mi falta de atención al hogar".

Nuestro Propósito

“Ser un lugar seguro para hablar de nuestras heridas”

Todos llevamos algunas heridas dentro, ubicadas en ese lugar que antes de ellas fue nuestro, ese espacio dentro de nosotros, del cual no podemos despojarnos, pero que tampoco nos es cómodo.

¿Cómo escapar, ocultarnos o huir de nosotros mismos? ¿Cómo evitar sentir lo que duele adentro? ¿Cómo vivir consigo mismo cuando no se encuentra dentro de sí un lugar para florecer?

En QUEREME creemos que es posible volver a sentirse bien en el cuerpo y la vida que habitamos. Creemos que el amor propio es como una planta, la cual se riega todos los días, a la cual, de vez en cuando, se le canta.